Pocas obras te mantienen pegado al asiento, atento a cada palabra de los personajes. La poeta, una obra intensa, que desnuda la psiquis humana, se presenta en el Teatro de Lucía y no conviene dejar de verla y transitar por aquella experiencia. Va hasta el 7 de agosto.
Escribe CARLOS M. SOTOMAYOR
La poeta, escrita y dirigida por David Planell, es una inquietante pieza teatral que no otorga respiro alguno y se cuela por la psiquis del espectador. La trama nos enfrenta con dos personajes: una periodista inescrupulosa que ansía escribir un libro exitoso. Y para ello intentará embaucar a una joven acusada del terrible delito de asesinar a su desaparecida hija. Una joven que, además, tiene inquietudes literarias. Y a pesar de la coraza propia de un alma atormentada, la periodista logra, a través de aquel punto de encuentro que es la vocación literaria, conectar con la joven con una propuesta concreta: le enseñará las técnicas narrativas –en resumen, a escribir bien– a cambio que le permita escribir una novela sobre ella y su complicada existencia, para lo cual deberá contárselo todo.
Creo que aquí se edifica el tema (o uno de los temas centrales) de la obra. La relación de maestra y discípula que se construye entre ambos personajes. Una relación intensa, aparentemente entrañable, pero, por su puesto, con sus irreconciliables fisuras. Una relación en la que se sucederán deslealtades, traiciones y humillaciones. A pesar de que, entre líneas, parezca asomar un real sentimiento de amistad. No puedo revelar más detalles para no cometer spoiler, pues la trama tiene idas y venidas inesperadas. Solo puedo acotar que las circunstancias muchas veces gira el tablero y nos pone en situaciones contrarias.
La puesta en escena destaca por su impronta minimalista. Un espacio vacío con pilas de libros alrededor será suficiente para darnos una idea del escenario donde transcurre la trama (el reclusorio donde está cumpliendo condena la joven) y, al mismo tiempo, centrarnos en lo más importante: los entretejidos de la relación de ambas mujeres. Norma Martínez destaca nítidamente en el papel de la periodista con un manejo impecable de las emociones del personaje. Y en varios pasajes, Fiorella Pennano logra dar un contrapunto más que interesante, en el papel de la joven. Todo esto, sumado al espléndido manejo psicológico de los personajes por parte del autor, hace que la puesta de La poeta logre llevarnos por distintas emociones. Y eso, siempre se agradece.
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Temporada hasta el 7 de agosto.
De jueves a sábado, 8 p.m; domingo, 7 p.m.
Teatro de Lucia (Calle Bellavista 512 Miraflores)